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lunes, 30 de noviembre de 2015

COMO UN ECLIPSE INTERFIRIÓ BASTANTE DE FORMA HISTORICA


El 12 de octubre de 1492, Colón llegó a las costas de una isla al noreste de Cuba. Más tarde la llamó San Salvador. A lo largo de los siguientes 10 años, Colón habría tres viajes más al “Nuevo Mundo”, lo cual sólo reforzó su creencia de haber alcanzado el Extremo Oriente viajando por el Oeste.
Fue en su cuarto y último viaje, mientras exploraba la costa de América Central, Colón se encontró en una situación desesperada. Abandonó Cádiz, en España el 11 de mayo de 1502, con los barcos Capitana, Gallega, Vizcaína y Santiago de Palos. Desafortunadamente, debido a una epidemia de bromas (moluscos bivalvos) que abrían agujeros en los fondos de su flota, Colón se vio obligado a abandonar dos de sus barcos y finalmente llevar a la playa sus últimas dos carabelas en la costa norte de Jamaica el 25 de junio de 1503.
Inicialmente, los nativos jamaicanos dieron la bienvenida a los náufragos, proporcionándoles comida y cobijo, pero conforme los días se convertían en semanas, la tensión se acumulaba. Finalmente, tras estar varados durante más de seis meses, la mitad de la tripulación de Colón se amotinó, robando y asesinando a algunos de los nativos, quienes, estaban hartos de proporcionar tapioca, maíz y pescado a cambio de pequeños silbatos de plata, baratijas, campanas de halcón y otros bienes baratos.
Con la amenaza de la hambruna, Colón diseñó un desesperado pero ingenioso plan.
Al rescate del Almirante llegaba Johannes Müller von Königsberg (1436-1476), conocido por su seudónimo latino Regiomontanus. Fue un importante matemático, astrónomo y astrólogo alemán.
Antes de su muerte, Regiomontanus publicó un almanaque que contenía tablas astrónomicas que cubrían los años desde 1475 a 1506. El almanaque de Regiomontanus resultó ser de gran valor, por sus tablas astronómicas proporcionaba información detallada sobre el Sol, la Luna y los planetas, así como las estrellas y constelaciones más importantes por las cuales navegar. Después de su publicación ningún marinero se atrevía a partir sin una copia. Con esta ayuda, los exploradores fueron capaces de abandonar sus rutas habituales y aventurarse en los desconocidos océanos en la búsqueda de nuevas fronteras.
Colón, por supuesto, tenía una copia del almanaque con él cuando naufragó en Jamaica. Y pronto descubrió estudiando sus tablas que en la noche del 29 de febrero de 1504, tendría lugar un eclipse total de Luna poco después de la salida de la Luna.
Armado con este conocimiento, tres días antes del eclipse, Colón pidió una reunión con el Cacique de los nativos y le anunció que su dios cristiano estaba enfadado con su gente por no seguir suministrado a Colón y sus hombres comida. De esta forma, podía proporcionar un claro signo de su descontento: En tres noches, eliminaría toda la Luna, haciéndola parecer “inflamada de ira”, lo que significaría que el mal caería pronto sobre ellos.
Miguel Ángel Gudiño Sánchez

(05/10/15)

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